La cenicienta
Roque Grillo
Esperó hasta que el ruido del carruaje de sus hermanas se perdió en la noche. No volverían en horas. Apagó las velas, tendió la vieja piel de oso frente al fogón que aún estaba caliente y robó —como cada semana— una botella del mejor vino de la bodega señorial. Recién entonces, dejó entrar a su amante.
(Beber para contarla)
Trato
Charles Baudelaire
El vino se parece al hombre: nunca se sabe hasta qué punto se le puede apreciar o despreciar, amar u odiar; ni cuantos actos sublimes o crímenes monstruosos es capaz de realizar. No seamos, entonces, más crueles con él que con nosotros mismos, y tratémosle como a un igual.
(Pequeños poemas en prosa o Spleen de París. 1862)
Conocedor
Ambrose Bierce
Se cuenta de un viejo ebrio que resultó gravemente herido en un choque de trenes; para revivirlo, le vertieron un poco de vino sobre los labios.
—"Pauillac, 1873" —murmuró, y expiró.
(Diccionario del Diablo. 1911)
Magia
Juan Romagnoli
Nos conocimos en una vinería frente a la plaza Independencia. Coincidimos en un Malbec exquisito y compartimos una noche de pasión sin límites. Sentimos que nuestro amor era para siempre y, entre copas y besos, nos embriagamos de promesas. Cuando se vaciaron ambas botellas, nos despedimos.
(Beber para contarla)
¿Qué es mejor?
Antón Chéjov (1883)
A la taberna pueden ir los mayores y los niños, mientras que a la escuela sólo pueden ir estos últimos.
El alcohol hace más lento el metabolismo, contribuye a la sedimentación de las grasas, alegra el corazón del hombre. La escuela no es capaz de tanto. Lomonósov dijo: “Las ciencias alimentan a los jóvenes y contentan a los viejos”. En cambio, el príncipe Vladímir repetía, una y otra vez: “La alegría de Rusia está en la bebida”. ¿A cuál de los dos hemos de creer? Evidentemente, al más viejo.
No es la escuela la que proporciona tanto ingreso al fisco, por el impuesto de timbre.
La utilidad de la instrucción se halla todavía en tela de juicio; su daño, en cambio, salta a la vista.
Para estimular el apetito, no se emplea el abecedario, sino una copa de vodka.
Tabernas hay en todas partes; escuelas, no.
De todo ello se concluye: no es posible abolir las tabernas; y, respecto a la escuela, será cosa de pensarlo.
Imposible renegar de toda la instrucción. Sería una locura, pues siempre es útil saber leer letreros como “Casa de bebidas”.
La campanada
Juan Manuel Montes
Se dice que, cuando se bebe una copa de vino, se involucran todos los sentidos, excepto al oído; por esa razón, Pavlov habría inventado el brindis y, con ello, el reflejo condicionado, ya que todos, al oír esta dulce campanada, comenzamos a salivar.
(Beber para contarla)
Vampiro ebrio
Leo Mercado
El desgaste en los incisivos fue al unísono con su predilección por el alcohol: el odontólogo le había recomendado que abriera las botellas en vez de andar mordiéndoles el cuello.
(Beber para contarla)