Distinguir al adversario
David Cooper
(Psiquiatra)
Un monje tibetano, entregado a un largo, solitario, meditativo retiro, comenzó a ver una araña que cada día se hacía más grande; por último, su tamaño fue como el del hombre y su apariencia amenazadora. En este punto, el monje pidió consejo a su Maestro espiritual y recibió esta respuesta: “La próxima vez que se aparezca la araña, dibuja una X en su vientre y luego, tras reflexionar, coge un cuchillo y clávalo en medio de esa marca.
Al día siguiente, el monje vio la araña, dibujó la X y luego meditó. Pero, en el preciso instante en que se disponía a clavar el cuchillo, miró hacia abajo y, con asombro, vio la marca dibujada sobre su propio ombligo.
(La muerte de la familia)
Cálculo
George Steiner
(Crítico literario)
¿A qué distancia tiene que estar una flecha para que empecemos a preocuparnos?
(Nostalgia del absoluto)
Molinos
Sigmund Freud
(Psicoanalista)
Había unos molinos que molían tan despacio, que la gente se moriría de hambre antes de tener harina.
Ingestión
Georg Christoph Lichtenberg
(Científico y matemático)
Los monjes de Lodève, en Gasconia, declararon santo a un ratón que se había comido una hostia consagrada.
(1773 - Aforismos)
Ocurrencia
Juan Amós Comenio
(Pedagogo)
Durante un banquete, Colón era objeto de frases mortificantes por parte de los españoles, que envidiaban al italiano la gloria de su gran descubrimiento; y como, entre otras cosas, llegase a oír el descubrimiento de otro hemisferio no era debido a la ciencia, sino a la casualidad y que, por lo tanto, otro cualquiera podría descubrirle, propuso este sutil problema: De qué modo podría un huevo de gallina sostenerse en pie sobre uno de sus extremos sin ningún otro apoyo. Todos lo intentaron en vano, y entonces él, golpeándole ligeramente sobre un plato, quebró un poco la cáscara y le hizo tenerse en pie. Rieron todos, exclamando que también podrían hacerlo ellos, a lo que les contestó Colón: Podréis ahora porque habéis visto que podría ser, ¿por qué no lo hicisteis antes que yo?
(Didáctica magna)
Conversión
Philip Hoare
(Periodista)
San Simón el Estilita, que vivió sobre una columna durante cuarenta años, le sacó un árbol de un ojo a un dragón, lo que hizo que la agradecida criatura se convirtiera inmediatamente al cristianismo.
(El mar interior)
Sigurd el Poderoso
Tom Phillips
(Periodista)
Por muy alto que llegue la humanidad, por más desafíos que superemos, la catástrofe nos acecha siempre a la vuelta de la esquina. Por poner un ejemplo histórico: en un momento dado, eres Sigurd el Poderoso (un conde de Orkney escandinavo del siglo IX) que vuelve triunfante a casa tras la batalla con la cabeza del enemigo al que ha matado, Máel Brigte el de los Dientes Salidos, colgando de la silla de su caballo.
Al momento siguiente, eres…, bueno, eres Sigurd el Poderoso un par de días más tarde, muriéndote de la infección que te ha provocado un prominente diente salido de la cabeza cercenada de Máel Brigte el de los Dientes Salidos al rozar con tu pierna mientras cabalgabas triunfante de regreso a casa.
Es verdad: a Sigurd el Poderoso le cabe el dudoso honor, en la historia militar, de que le matara un enemigo al que ya había decapitado varias horas antes. Lo que encierra para nosotros importantes lecciones sobre: a) la soberbia; y b) la importancia de elegir enemigos que cuenten con una higiene dental de calidad.
(Humanos. Una breve historia de cómo la hemos pifiado)