Bienvenidos a la edición cibernética de la Revista Ekuóreo, pionera de la difusión del minicuento en Colombia y Latinoamérica.
Comité de dirección: Guillermo Bustamante Zamudio, Harold Kremer, Henry Ficher.

domingo, 5 de febrero de 2023

333. Sirenas V


Pesca de sirenas
   Marco Denevi

   Hundir el barco hasta el fondo del mar, si es preciso, hasta que la quilla repose sobre la negra arena del fondo, en medio de la oscuridad y del silencio. Se corre el riesgo de que el navío no vuelva más a flote. Pero si vuelve, en su arboladura, enredadas en las jarcias, habrá sirenas.
(1966 - Falsificaciones)


Desencuentros
   Fernando Rodríguez

   Estaban los dos en el agua, cerca de la playa, presumiblemente desnudos. Digo presumiblemente porque el agua les llegaba hasta la cintura, o sea que de ahí para abajo… vaya uno a saber. Pero se percibían felices. Él, embelesado exploraba sus formas perfectas, embriagándose en sus aromas, contemplaba el pelo castaño que caía como cascadas de miel sobre sus hombros, naufragaba en su mirada transparente como el agua en el que estaban, exploraba aquella boca en forma de salmo con esos labios que parecían dos tajaditas de manzana roja incrustados en su cara, bajó entonces su mirada y descubrió la redondez de sus hombros y la altanería de sus senos que marcaban el inicio de su vientre perfecto.
   Ella también estaba sonriente, porque él se asemejaba al macho de sus sueños, de ojos grandes color medianoche y mirada profunda, los músculos del cuerpo como de una escultura, como hechos con un cincel y el cabello negro que caía infinito por la espalda. Ella sintió tanta emoción que saltó, saliendo del agua. Él la vio completa, de la cintura hacia abajo, llena de escamas y terminando en una agraciada aleta. Entonces se entristeció y, cabizbajo, regresó galopante hacia la playa.
(2004 - Cuentos a 100 manos)



Otra sirena
   David Lagmanovich

   Los hombres que miraban por las ventanas del café quedaron atónitos: mujeres hermosas pasaban a cada instante —era esa hora del día— pero aquella joven quitaba el habla. Esbelta, elástica, no mostraba nada y sugería todo. Se había detenido al otro lado de la calle, justo frente al café, como esperando a alguien. Un coro de silbidos admirativos surgió del edificio de Correos, cuyos empleados se interesaban más en los sucesos de la calle que en su trabajo. Hasta que alguien notó que no se alcanzaban a divisar sus pies de las rodillas para abajo, las piernas estaban envueltas en una especie de túnica. Sin embargo, nada desmerecía la belleza sobrenatural del rostro ni los contornos del cuerpo, adivinado a través de las vestiduras. 
   Una fuerte ráfaga de viento interrumpió el hechizo. Al apartar la tela, surgió en lugar de las piernas la cola escamosa. Entonces se desató con fuerza la lluvia y en ella se disolvió la imagen de la sirena, restituida a su elemento, feliz en el agua que se abatía sobre la ciudad.
(2007 – Los cuatro elementos)


[Sin título]
   José Luis Zárate

   Las sirenas enseñan a los náufragos las maravillas de los abismos marinos y el placer de no respirar. Ellos aprenden rápido.
(Trinado en 2014)


CCXXXIV
   Juan Romagnoli

   De una sirena, sólo la mitad es mito.
(2015 - Narrar es humano)





Breves lecciones para pescar una sirena
   Martín Gardella

A Javier Perucho

   Ubique en el mapamundi una zona rocosa donde se permita la pesca costera. Consiga una red de deriva con dimensiones suficientes. Embárquese solo, preferentemente en una nave sin motor. Proteja sus oídos con cera marina y no olvide perfumarse con abundante agua de colonia. Al arribar al lugar de la captura, eche a flotar algún objeto dorado como carnada. Mantenga silencio mientras dure la espera. Cuando una cola de pez se sacuda entre las olas, recoja la red en forma suave y envolvente. Es recomendable liberar a su presa en un lugar seguro y retirado. Disfrute de su nueva compañía a voluntad. Mientras la haga sentir a gusto, ella sabrá cómo satisfacerlo. Pero recuerde: jamás intente fotografiarla. Y, antes de que anochezca, regálele el objeto dorado y regrésela al agua.
(2015 - Los chicos crecen)


Costumbres sexuales de las sirenas I
   Henry Ficher

   Si las sirenas eran mitad mujer y mitad pez, preferencialmente la parte superior siendo humana y la inferior ictícola, ¿cómo hacían para reproducirse?
   Ningún teratólogo ha dado cuenta de la anatomía sexual de estos hermosos y terribles seres. Los artistas plásticos han aportado ilustraciones en donde se acentúan las líneas femeninas, variando a su antojo la altura del cuerpo donde termina la mujer y comienza el pez. Para la mayoría de los pintores, las escamas empiezan de la cintura para abajo; para unos pocos, desde las rodillas. Estas últimas, concebiblemente, podrían copular con un hombre. Pero, hasta ahora, nadie ha pintado una sirena embarazada.
   Tal vez sea mejor así. Al fin y al cabo, sus costumbres románticas sólo se pueden conocer en sueños. Las sirenas se reproducen en el campo de la imaginación... Sí, pero ¿cómo?
(2018 - Fe de erratas)