Bienvenidos a la edición cibernética de la Revista Ekuóreo, pionera de la difusión del minicuento en Colombia y Latinoamérica.
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domingo, 20 de febrero de 2022

308. Diluvios IV


 Diluvio
   Rafael García Zuluaga

   Al arca de Noé, construida junto al arca de Samir, subieron en parejas, macho y hembra, una variedad increíble de especies animales llegadas desde todos los rincones del planeta: caballos, halcones, perros, jirafas, leones, armadillos, canguros, pericos, búhos, cebras, panteras, venados, avestruces, vacas, simios, gatos, camellos, colibríes, jaguares, tapires, camaleones, elefantes, osos, serpientes, mariposas, entre cientos de miles más.
   Al arca de Samir, construida junto al arca de Noé, subieron en parejas, macho y hembra, una variedad increíble de especies animales llegadas desde todos los rincones del planeta: borones, cinbitillos, nupis, míteros, doneiros, firoados, koperos, camarates, jomines —parecidos a los borones, sólo que con plumas en vez de pelos—, lónidos, persodios, rengus, prelinos, drumios, zipizipis, topeles, virsobios, claretas, entre cientos de miles más.
   Mientras las últimas bestias terminaban de ingresar por la rampa y eran llevadas hasta los habitáculos dispuestos para ellas, Samir, parado en la proa de la nave, contemplaba receloso la majestuosa embarcación de Noé, fabricada con maderas resinosas de gran calidad y calafateada con estopa y brea. “Mmmm, no sé… la mía no parece tan segura”, pensó Samir, justo antes de sentir en su rostro las primeras gotas de lluvia.
(El mago natural y otros abracadabras, 2008)


Diluvio universal
   Alberto Sánchez

   La primera creación fue con acuarela.
   Las inseguridades de Dios le hicieron borrar todo con agua y volver a comenzar.
(Las huellas de las hormigas, 2016)

Gustave Doré

Historia elemental
   Francisco Segovia
Para Jorge Silva

   Hubo un diluvio. Los hombres que había entonces se ahogaron; y se ahogaron sus perros, sus gallinas, sus ovejas. Todo se ahogó, excepto lo que ya vivía en el agua. Por eso los peces viven alejados de nosotros y son mudos. Pero también por eso su nimbada estupidez es divina y muy, muy vieja, de cuando los dioses no se habían ahogado todavía.
(Fractal #1, 1996)


La firma de Dios
   Julio César Londoño

   Al alba del día 41 del diluvio salió el Sol y Dios vio con estupor la tierra anegada. Cadáveres de pájaros, reses, gallinas, perros, hombres, mujeres, ancianos y niños flotaban sobre las aguas. Justos y pecadores flotaban. Algo debió conmoverse y vacilar en la soledad del buen Dios porque ese mismo día prometió no volver a enviar sobre sus criaturas un castigo tan severo e indiscriminado. En prueba de su palabra, trazó en el cielo su rúbrica: el Arco de la Alianza.
   Así creó el primer arco iris. Los que vemos hoy día se forman por la descomposición de la luz solar en las gotas de lluvia.
(¿Por qué las moscas no van a cine?, 2004)


Error
   Achille Campanile

   Un día, hace muchos años, un individuo que había salido de su casa sin paraguas, se dio cuenta de que empezaban a caer algunas gotas.
   —Debería volver a casa por el paraguas —pensó, pero después se dijo:— Bah! no serán más que 4 gotas —y siguió andando por que tenía mucha prisa.
   La lluvia empezó a caer. Entonces el individuo se refugió en un portal.
   —Esperaré a que deje de llover —dijo.
   Había empezado el diluvio universal.
(El libro de la imaginación [ed.: Edmundo Valadés], 1976).


Los más felices
   René Avilés Fabila

   Durante el diluvio universal no todo fueron desgracias y sufrimientos; los peces, los mamíferos acuáticos como las ballenas, los delfines y las sirenas resultaron inmensamente felices porque su reino se había agrandado en forma espectacular, al menos por ciento cincuenta días.
(El Evangelio según René Avilés Fabila)


Comprensibilidad
   Guillermo Bustamante Zamudio

   Y díjole Yavé a Noé: “Hazte un arca de maderas resinosas, divídela en compartimentos y calafatéala con pez por dentro”. Noé no entendió nada. Temía preguntarle al Señor, pues como no ostentaba muy buen genio, podía repetirle la misma frase con doble signo de admiración. Optó por ir al diccionario; allí encontró que “arca” es cofre. Esto lo alentó: debía hacer un cofre de maderas resinosas para meter allí todos los animales. Raro, pero comprensible. Ahora bien, ¿qué es “resinoso”? Que tiene o destila resina. Buscó “resina”: sustancia sólida o de consistencia pastosa, insoluble en agua, soluble en alcohol y aceites esenciales, y capaz de arder. Las resinas son duras, fusibles, quebradizas, amorfas, de factura concoidea y malas conductoras del calor y de la electricidad. Se originan por oxidación o polimerización de terpenos.
   Ahora no sólo no sabía qué eran maderas resinosas, sino que estaba ante un enjambre de palabras igualmente desconocidas: fusible, concoidea, polimerización, terpenos... Aunque desesperado, Noé se empeñó en aprender: fue a cada una de estas palabras, pero el panorama de la claridad se alejaba cada vez más, empujado por docenas de expresiones nuevas, por conexiones desconocidas para él.
   Todavía le faltaba entender la expresión “calafatéala”, aunque de “pez”, él sí sabía que se trataba de un animal acuático, del cual no estaba obligado a escoger para meter al arca.
(Oficios de Noé, 2005)