Todo tiempo futuro fue peor
Raúl Brasca (Argentina)
Anoche se sobrepuso a las balas que lo acribillaron y huyó de la policía entre la multitud. Se escondió en la copa de un árbol, se le rompió la rama y terminó ensartado en una verja de hierro. Se desprendió del hierro, se durmió en un basural y lo aprisionó una pala mecánica. La pala lo liberó, cayó sobre una cinta transportadora y lo aplastaron toneladas de basura. La cinta lo enfrentó a un horno, él no quiso entrar y empezó a retroceder: dejó la cinta y pasó a la pala, dejó la pala y fue al basural, dejó el basural y se ensartó en la verja, dejó la verja y se escondió en el árbol, dejó el árbol y buscó a la policía. Anoche puso el pecho a las balas que lo acribillaron y se derrumbó como cualquiera cuando lo llenan de plomo: completamente muerto.
Kimmel Chamat |
Guardián
Esteban Dublín (Colombia)
Aunque cueste creerlo, en medio de las figuras celestiales, existe un ángel que vela porque se respete el uso correcto de las palabras. Sin duda, su trabajo es arduo y basta conocer las labores que realiza para entender por qué. El ángel no sólo debe vigilar que la gente use correctamente la palabra desde la gramática, fonética u ortografía, sino que debe estar pendiente de que se honre el valor moral de cada vocablo. Cuando alguien viola alguna de estas normas, el ángel marca el “pecado” del mortal en el cielo y con la suma de fallas determina el futuro estado de su alma. Si alguien les echara un vistazo a las marcas del ángel, fácilmente se daría cuenta de que los publicistas están condenados al Limbo; los periodistas, al Purgatorio y los políticos, al Infierno.
Pequeños secretos
María Elena Lorenzin (Argentina-Australia)
La mujer del burka apenas deja entrever unos ojazos negros que absorben el mundo y se lo entregan comprimido. Descubre en silencio los pequeños deleites cotidianos, las frutas rebosantes de colores, el aroma del pan recién horneado y el bullicio de la gente. Ve, pero no es vista, oye, pero no es oída. Calla al llegar a casa, calla cuando está con él en la intimidad de la alcoba, pero no puede acallar el revoloteo que trae dentro los días de mercado.
Microrrelato total
Jaime Muñoz Vargas (México)
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, y en medio del camino de la vida, errante me encontré en una selva oscura cuando frente al pelotón de fusilamiento el coronel José Aureliano Buendía recordó aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo a él, que sólo deseaba confesar que vino a Comala porque le dijeron que acá vivía su padre, un tal Pedro Páramo, declaración expresada la candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, apenas poco después de que Gregorio Samsa despertó convertido en un escarabajo, preguntando como loco, a gritos y con una pena extraordinaria, ¿en qué momento se jodió el Perú?
El búho
Gloria Pampillo (Argentina)
Posado en una rama, el búho ya cantó dos veces. En la oscuridad no adivino si es el de Minerva, que repite su sabio consejo, o el de Roma que augura desgracias. Mientras, izamos los fondeos, soltamos las amarras y con una maniobra el piloto enfila al medio del canal. El pronóstico para el Río de la Plata augura tormentas, pero él llegará de todos modos a Ítaca, aunque nosotros nos volvamos cerdos, Escila devore a nuestros compañeros, nos retenga siete años Calipso, se devore otros tripulantes más Polifemo, y no podamos gozar con las sirenas. Y tanto afán para encontrarse con una mujer culpable, un perro ciego, y un manto que le queda corto.
Kimmel Chamat |
Posibilidad
Ana M. Paruolo (Argentina)
Las sombras de la pared parecían fantasmas. Temblando, decidió darle fin a todo y de un plumazo, apagó la luz.
Buen título
Mario Froilán Reyes B. (Colombia)
Escribió una novela corta que al corregirla le pareció un buen cuento largo. El corrector de estilo lo convenció de que era un excelente cuento corto. El editor prefirió publicarlo como minicuento; el impresor lo utilizó como título para un libro de cuentos nuevo.