Bienvenidos a la edición cibernética de la Revista Ekuóreo, pionera de la difusión del minicuento en Colombia y Latinoamérica.
Comité de dirección: Guillermo Bustamante Zamudio, Harold Kremer, Henry Ficher.

sábado, 5 de julio de 2025

397. Magos V


Imagen generada con IA

 

La canción mágica de Jehan de Vittuex
   Aloysius Bertrand

   El follaje verde y tupido; un clérigo del gay saber que viaja con su calabaza y su rabel, y un caballero armado con una enorme espada capaz de partir en dos la torre de Montlhéry.
   El caballero: ¡Alto ahí! Tu vasija, vasallo, que tengo arena en el gaznate.
   El músico: Como gustéis, pero bebed sólo un poco, pues el vino está caro este año.
   El caballero (haciendo una mueca, tras bebérselo todo): Tu vino está agrio; merecerías, vasallo, que te rompiera la calabaza en las orejas.
   El clérigo del gay saber acerca, sin decir palabra, el arco a su rabel y toca la canción mágica de Jehan de Vittuex.
   La canción habría desliado las piernas de un paralítico. Y ahí está el caballero, bailando sobre la hierba con su espada apoyada en el hombro, como un alabardero que va a la guerra.
   —¡Piedad, nigromante! —grita enseguida, casi sin aliento, mientras sigue bailando.
   —¡Claro que sí!, pero pagadme primero mi vino —dice, riendo el músico—. ¡Vaciad la bolsa, si os place, u os conduciré de esta manera, bailando, por todos los valles y burgos, hasta el paso de armas de Marsannay!
   —¡Ten! —dice el caballero, tras hurgar en su escarcela, y desata el caballo de las riendas prendidas al ramaje de una encina—. ¡Ten, y que el diablo me lleve si vuelvo a beber nunca de la calabaza de un villano!
(Gaspar de la noche)


Mago verdadero
   Sergio Laignelet

   El verdadero mago sabe que su magia no se debe a un truco, sino a su varita. Su obra maestra consiste en dibujar una vertical hasta Alfa del Centauro y orquestar las estrellas con gran cuidado, como dios mismo o como un artista dedicado a su trabajo.


Inocencia
   Patricia Hauser
 
   “Soy inocente”, grita el mago aterrado, sin saber qué hacer con los animales que ahora ocupan palcos y platea.


Entrevista con resultado pre-visible
   Eduardo Gotthelf (Argentina)

   Para Luisa Valenzuela 

   —¿Cómo nació esa pasión por las máscaras?
   —Verá usted, yo era una niña excesivamente tímida. No hablaba con la gente, prefería vagar por los techos de las casas vecinas. Hasta que un día un amigo de mi madre, Xul Solar, me regaló una máscara invisible.
   —¿Y eso la hacía invisible a usted?
   —¡No, no! Lo que no se veía era la máscara. Desde ese día, protegida por mi mascara invisible, no temo mostrarme tal cual soy.



El ilusionista
   Henry Ficher (Colombia)

   Sus trucos eran verdaderos. Él, en cambio, era un espejismo. Aquel hombre alto, con chistera y capa roja, que los espectadores aplaudían, era en realidad un perchero cubierto con un trapo negro.


Despedida
   Vladimir Nabokov (Rusia/USA)

   En su función de despedida, el viejo prestidigitador se hizo desaparecer a sí mismo.
(Risa en la oscuridad, 1932)


La otra
   Enrique Anderson Imbert (Argentina)

   Un hombre vacila entre dos mujeres: se casa con una. Veinte años después, desdichado, consulta a un mago: ¿cómo hubiera sido su vida, de casarse con la otra? El mago se la muestra, en una bola de cristal. ¡Es la misma vida!
   El hombre, rápidamente, repasa conjeturas, ahora en la bola de cristal de su cabeza:
    a) las dos mujeres eran iguales y por eso tanto valía casarse con una como con otra;
    b) nuestro destino está escrito, y el casarse con una u otra mujer, aun siendo diferentes, no habría cambiado nada;
    c) el hombre es el arquitecto de su propia existencia; si es un mal arquitecto, con la dócil materia de cualquiera de esas dos mujeres hubiese acabado por construir un matrimonio desdichado;
    d) de casarse con la otra su vida sí hubiera sido feliz, pero este mago es falso.
(El gato de Cheshire)