Bienvenidos a la edición cibernética de la Revista Ekuóreo, pionera de la difusión del minicuento en Colombia y Latinoamérica.
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sábado, 21 de junio de 2025

396. Fantasmas VII

 



Un fantasma
   Elias Canetti (Bulgaria)

   Me resulta natural entrar y moverme dentro de otras personas y no tengo apuro en hallar el camino para salir de ellas.


Ella
   Raúl Brasca (Argentina)

   Un día desperté y estaba a mi lado. Se comportó con tanta naturalidad que disuadió mis intentos de interrogarla. Hicimos el amor, desayunamos. Luego me fui a trabajar. Cuando volví, seguía ahí. Esa noche nos amamos tres veces. Fue magnífico. Ahora espera mi vuelta todos los días y cada vez que cobro a fin de mes me pide para los gastos de la casa. Lo malo de estos fantasmas es que son de aparición irreversible.


Fantasmas
   Sharnys Méndez (Venezuela)

   En la hora más oscura los veo. vienen a jugar. Ríen de las mentiras que cuento a diario y me hacen compañía mientras el resto duerme. No les temo, ni somos amigos. Sólo disfrutan de compartir sus penas con alguien que se les unirá en corto tiempo.
(Zona Tórrida No.45, 2017)


Fantasma
   Ambrose Bierce (USA)

   Para creer en los fantasmas, hay un obstáculo insuperable. El fantasma nunca se presenta desnudo: aparece, ya envuelto en una sábana, ya con las ropas que usaba en vida. Creer en ellos, pues, equivale no sólo a admitir que los muertos se hacen visibles cuando ya no queda nada de ellos, sino que los productos textiles gozan de la misma facultad. Suponiendo que la tuvieran, ¿con qué fin la ejercerían?, ¿por qué no se da el caso de que un traje camine solo sin un fantasma adentro? Son preguntas significativas, que calan hondo y se aferran convulsivamente a las raíces mismas de este floreciente credo.
(Diccionario del Diablo, 1911)


La llamada
   José Martínez Sánchez (Colombia)

   —¿Me amas? —preguntó él.
   —Te amo —dijo ella.
   —¿De pies a cabeza? —consultó él.
   —Hasta el último pelo —aseguró ella.
   —¿De dónde me llamas? —demandó él.
   —No te gustaría saberlo —advirtió ella.
   —¿No me tienes confianza? —interrogó él.
   —Contigo nunca se sabe —anotó ella.
   —¿Quieres que vaya contigo? —inquirió él.
   —Lo he estado pensando —agregó ella.
   —¿Podrías ser más explícita conmigo? —indagó él.
   —No me queda alternativa —explicó ella.
   —¿De dónde me llamas? —insistió él.
   —¡Del más allá! —enfatizó ella.
(Tercera antología del cuento corto colombiano, 2017)


El secreto de la felicidad
   Asun Gárate Iguarán (España)

   Cuando papá vivía se pasaba horas encerrado en su taller, tratando de descubrir el secreto de la felicidad. Mamá le pedía que descansara, que se airease, pero él meneaba la cabeza sin interrumpir formulaciones incomprensibles e infructuosos experimentos. Hasta el día que desapareció, envuelto en humo, con el ruido de un globo al estallar, como los magos en las ferias. Sólo quedó su voz circulando por la casa cual corriente de aire. Ahora, a las noches, le susurra a mamá palabras de amor y a mí me cuenta historias de fantasmas. Somos muy felices, aunque no podamos abrir las ventanas.
(Finalista del IV premio internacional de microrrelatos “Museo de la palabra” Fundación César Egido Serrano, 2009)


Cruce de caminos
   Dani Sarga (Daniel Sargatal) (Argentina)

   En una ocasión levanté a una chica que hacía autostop. Cuando subió vi que estaba muy pálida y vestía ropas anticuadas. Era una joven muy agradable. Me contó que era maestra y viajaba todos los días a dedo por necesidad.
   Al llegar a la AO12 me dijo:
   —Hace cincuenta años morí en este cruce de caminos.
   Y desapareció.
   Al instante volvió a aparecer y exclamó:
   —¡Ay, no, perdón! Fue en el cruce siguiente.
   Hicimos el resto del trayecto en un sepulcral silencio.