Bienvenidos a la edición cibernética de la Revista Ekuóreo, pionera de la difusión del minicuento en Colombia y Latinoamérica.
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domingo, 27 de enero de 2019

228. Sueños III


Cuentan los santals
   James George Frazer 

   Un hombre se durmió y soñó tanta sed que su alma en forma de lagarto dejó el cuerpo y se metió en una vasija para beber; pero el dueño de la vasija lo tapó, y el hombre, impedido de recuperar su alma, murió. Se preparaban para el entierro cuando alguien destapó la vasija y el lagarto escapó, se reintegró al cadáver, y el hombre resucitó. Dijo que había caído en un pozo en busca de agua y que había tenido dificultades para volver.
(La rama dorada)


Sueño de Chuang Tzu
   Herbert Allen Giles

   Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.



El ciervo escondido
   Liehtsé

   Un leñador de Cheng se encontró en el campo con un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Poco después olvidó el sitio donde lo había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si fuera su sueño, a toda la gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar el ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su casa y dijo a su mujer:
   —Un leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó dónde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Ese hombre sí que es un soñador.
   —Tú habrás soñado que viste un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo leñador? Pero como aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero —dijo la mujer.
   —Aun suponiendo que encontré el ciervo por un sueño —contestó el marido—, ¿a qué preocuparse averiguando cuál de los dos soñó?
   Aquella noche el leñador volvió a su casa pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño soñó el lugar donde había ocultado el ciervo y también soñó quién lo había encontrado. Al alba fue a casa del otro y encontró el ciervo. Ambos discutieron y fueron al juez, para que resolviera el asunto. El juez le dijo al leñador:
   —Realmente mataste un ciervo y creíste que era un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad. El otro encontró el ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había encontrado un ciervo que otro había matado. Luego, nadie mató al ciervo. Pero como aquí está el ciervo, lo mejor es que se lo repartan.
   El caso llegó a oídos del rey de Cheng y el rey de Cheng dijo:
   —Y ese juez, ¿no estará soñando que reparte un ciervo?


Tengo motivos para creer 
   M. P. Shiel 

   En Marte vive una raza cuyos párpados son transparentes como el cristal, de modo que los ojos son visibles mientras duermen; y cada sueño se presenta en imágenes a quien los observa en diminuto panorama sobre la pupila.


Salvar el sueño
   Virgilio Piñera

   Estoy durmiendo en una especie de celda. De pronto, alguien me saca de mi sueño.
   —¿Ha perdido algo? —le pregunto.
   —Busco un arma con que matarte. He entrado aquí por casualidad. Pero, ya ves, no tengo un arma.
   —Con las manos —le digo, a pesar de mí, y miro con terror sus manos de hierro.
   —No puedo matarte sino con un arma.
   —Ya ves que no hay ninguna en esta celda.
   —Salvas la vida —me dice con una risita protectora.
   —Y también el sueño —le contesto.
   Y empiezo a roncar plácidamente.
(Cuentos)


Persecuta
   Mario Benedetti

   Como en tantas y tantas de sus pesadillas, empezó a huir despavorido. Las botas de sus perseguidores sonaban y resonaban sobre las hojas secas. Las omnipotentes zancadas se acercaban a un ritmo enloquecido y enloquecedor.
   Hasta no hace mucho, siempre que entraba en una pesadilla, su salvación había consistido en despertar, pero, a esta altura, los perseguidores habían aprendido esa estratagema y ya no se dejaban sorprender.
   Sin embargo, esta vez volvió a sorprenderlos. Precisamente en el instante en que los sabuesos creyeron que iba a despertar, él, sencillamente, soñó que se dormía.
(Despistes y franquezas)


El sueño
   Luis Mateo Díez

   Soñé que un niño me comía. Desperté sobresaltado. Mi madre me estaba lamiendo. El rabo todavía me tembló durante un rato.