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domingo, 8 de septiembre de 2019

244. Novelades de Fénéon II


Félix Fénéon
   
   Félix Fénéon (Turín, 1861 - Châtenay-Malabry, 1944) fue un periodista y crítico de arte francés. Director de La Revue Blanche (1895-1905), su libro Los impresionistas de 1886 lo convirtió, junto a Paul Signac, en el máximo teórico del neoimpresionismo. Ejerció la crítica en los diarios Le Figaro y Le Matin. Siendo director artístico de la galería Bernheim-Jeune organizó importantes exposiciones, como la primera dedicada al futurismo (1912).
   En 1906, El periódico Le Matin le encargó la elaboración de la página de sucesos, que los franceses llaman "faits-divers". En ella Fénéon publicó anónimamente (sólo en 1940 se dio a conocer su autoría) noticias sobre accidentes, peleas, tumultos, incendios y asesinatos que no pasaban de tres líneas: sucesos cargados de sarcasmo y humor negro, acontecimientos truculentos y triviales, pequeñas cápsulas de vida de comienzos del Siglo XX. En total, aparecieron unos 1.200 textos, que fueron recogidos en el libro Novelas en tres líneas. La primera parte de esta entrega se puede leer aquí.



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   Al hallar ahorcado a su hijo de Hyacinthe, de sesenta y nueve años, la señora Ranvier, vecina de Bussy-Saint-Georges resultó tan deprimida que no pudo cortar la cuerda.


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   Para timarla, el marsellés Philippe se hizo sorprender en galante delito con su querida por un falso guardia forestal. Detenido.


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   Un loco del poblado árabe de Beni-Ramasses ha huido de su familia; pero demasiado tarde, puesto que ya la había martirizado. Se le está buscando.


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   Catherine Rosello, vecina de Tolón, madre de cinco hijos, quiso esquivar un tren de mercancías. La atropelló un tren de pasajeros. 


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   En la techumbre de la estación de Enghien, un pintor ha resultado electrocutado. Se escuchó el castañeteo de sus mandíbulas y después cayó sobre la marquesina.


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   Atacado en su casa de la calle de Meaux por los hermanos Prunier, Terrier replicó. Él y uno de ellos están ahora en el hospital; el otro en el depósito.


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   Juzgando a su hija de diecinueve años demasiado poco austera, el relojero Jallat, vecino de Saint-Étienne, la ha matado. La verdad es que le quedan otros once hijos.


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   El marinero Renaud se ha suicidado en Tolón con su querida. Su último deseo: el mismo ataúd o, al menos, la misma fosa.


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   Raoul G., vecino de Ivry, regreso de improviso, faltando a la delicadeza, y clavó un puñal a su mujer, que retozaba en brazos de un amigo.


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   A los ochenta años, la señora Saout, vecina de Lambézellec (Finisterre), empezaba a temer que la muerte se olvidara de ella; ausente su hija de casa, se ahorcó.


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   Un lavaplatos de la Nancy, Vital Frérotte, que regresó de Lourdes curado para siempre de la tuberculosis, murió el domingo por error.


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   Unos huesos han sido descubiertos en una residencia de la Isla Verde, cerca de Grenoble: se trata, según propia confesión, de los hijos clandestinos de la señora P.


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   Reconciliarse con Artémise Rétro, de Les Lilas, era el deseo del tierno Jean Voul. Ella permanecía inexorable. De modo que él la apuñaló.


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   Los huesos hallados en la Isla Verde constituyen no dos, sino cuatro esqueletos de niños, menos dos cráneos.