domingo, 15 de mayo de 2022

314. Metaficción mínima III

Editoras invitadas: Pía Barros y Lorena Díaz Mesa






En el afán de encontrar la frase adecuada, la escritura que nos expresa, el aliento para escabullirnos de la realidad, a los escritores se nos va la vida. En esta antología compartimos eso: los secretos, pulsiones y formas que tenemos al escribir, al configurar el mundo desde la ficción y desde la crudeza de nuestras realidades.
Gestos de escritura. Sherezade/Asterión, 2020.
Pía Barros y Lorena Díaz Mesa (compiladoras)







De cómo el conflicto a veces no hace avanzar la trama
   Alberto Sánchez A. (Nicaragua)

   Acá, el personaje podría estar enfrentando una ballena blanca, encarnando el conflicto clásico del hombre contra la naturaleza. O bien, obviar la lucha y despertar con la forma de un insecto alienado por su familia, desarrollando el conflicto moderno del hombre versus la sociedad. Pero el personaje hizo mutis por los márgenes del texto, dejándome con el conflicto postmoderno del hombre en contra de su autor.


Nunca contarlo antes
   Ana María Shua (Argentina)

   En el café, un escritor cuenta la idea de un relato que está a punto de escribir. la idea es buena, el aire se tensa alrededor de las palabras, el relato se hace a tal punto tangible que el humo del cigarrillo no lo atraviesa, las volutas describen su contorno. Pero después, cuando trata de transformarlo en letras, percibe grietas antes ignoradas por donde las palabras se deslizan, hay campos minados, una bruma de rutina invade el texto y los Dioses rechazan la ofrenda de una víctima que ya no es pura, que otros antes que Ellos han gozado.


Locura literaria
   Dina Grijalva (México)

   Llevo noches sin dormir. Me agobia una onda compasión por la protagonista de la nouvelle que escribo. Me duele cómo, página a página, ella avanza hacia la locura.
   Durante mis noches de insomnio, planeo reorientar su destino, alertarla, proporcionarle armas para que se defienda; pero por las mañanas, al escribir, pareciera empeñarse en seguir su camino hacia el abismo.
   Hoy dijo que ha dejado atrás sus ataduras (que yo, sin saber hacia dónde iría, le ayudé a desatar), que es una mujer libre y perseguirá su felicidad. Su discurso me ha conmovido: la dejaré ser.
   

Sobre el decir y el hacer
   Fabián Vique (Argentina)

   A pesar de lo que usted está pensando, amable lector, yo en este momento estoy en la playa tomando sol, disfrutando del verano, del ocio, del descanso, de los dividendos de este libro.
   Usted, en cambio, lee, se esfuerza, trata de cultivar su inteligencia, sus conocimientos, su cultura literaria.
   Debería poner más atención en lo que yo hago y no en lo que digo.


Transmisión continua
   Fernanda Cavada D. (Chile)

   Cuando voy caminando por ahí es cuando me encuentro con mis cuentos. Están sentados tomando café, cruzando su camino con el mío o conduciendo un auto. Ellos no lo saben, pero ya los estoy escribiendo.


Confinamiento
   Luisa Valenzuela (Argentina)

   Sherazade le contaba cuentos al sultán para que el sultán no la matara.
   Yo me cuento cuentos a mí misma para no morir... de tedio.


Mis otras
   Lorena Díaz Meza (Chile)

   Las mujeres que me habitan han secuestrado a la escritora que tengo dentro. La tienen en una pieza oscura, con las manos atadas, sin poder escribir las historias que me hacen eco en el cuerpo. Pero ni la madre que soy, ni la esposa, ni la hija, ni la dueña de casa, saben que la escritora que me habita escribe con los ojos, con los labios, con el aliento. Escribe con la carne. Y mientras lavo loza, cambio pañales o preparo la comida, voy creando en silencio, quizás, mi mejor novela.