miércoles, 2 de abril de 2014

Entrevista a Harold Kremer

Por: La Internacional Microcuentista


Harold Kremer nació en Buga. Fue cofundador y codirector de la revista Ekuóreo. En 1985 publicó el libro La noche más larga, ganador del Premio Nacional de libro de cuentos de la universidad de Medellín y en 1989, Rumor de mar. Ha publicado las antologías Selección del cuento colombiano (Cali, 1981); Antología del cuento vallecaucano (Cali, 1992); Antología del cuento corto colombiano (Coautor, Cali, 1994); Los minicuentos de Ekuóreo (Coautor, Cali. 2003); Colección de Cuentos Colombianos (Cali. 2002) y Segunda antología del cuento corto colombiano (Coautor, Bogotá. 2007). En el año 2004 publicó El enano más fuerte del mundo (Cuentos) y El combate (Microrrelatos). En el 2005 publicó El prisionero de papá (Cuentos). Es fundador de la Red Nacional de Talleres (Renata) de creación literaria del Ministerio de Cultura de Colombia. Ha sido incluido en las antologías La horrible noche (Relatos de violencia y guerra en Colombia, Bogotá, 2001), Und Träumten Vom Leben –Erzählungen Aus Kolumbien– (Alemania, 2001), Dos veces bueno 3 (Buenos Aires, 2002), La Minificción en Colombia (Bogotá, 2002), Cuentos de fantasmas (Bogotá, 2003), Hören Wie die Hennen Kräen (Alemania, 2003), Cuentos sin cuenta (Cali, 2003), Un siglo de erotismo en el cuento colombiano (Medellín, 2004), Narradores sin frontera (27 cuentistas hispanoamericanos en Norteamérica, Cali, 2004), Ciempiés, los microrrelatos de Quimera (Barcelona, 2005), Cuentos y relatos de la literatura colombiana (Bogotá, 2005) y Microrelatos en el mundo hispanoparlante (Argentina, 2006).



  • Junto a Guillermo Bustamante Z., has contribuido con diversas antologías desde el nacimiento de Ekuóreo a la difusión del microrrelato en Colombia. ¿Desde cuándo y por qué nació tu pasión por la literatura breve?

Nuestra pasión por el minicuento nació cuando éramos estudiantes de literatura en la Universidad Santiago de Cali. Queríamos hacer una revista y como no encontramos financiación, nos tocó hacerla con nuestros pobres recursos de estudiantes. El dinero alcanzaba sólo para una hoja tamaño extraoficio, justo para publicar en cada entrega ocho o diez cuentos cortos. Entonces, nos propusimos no sólo publicar sino mostrar, con autores consagrados, las reglas del género.

  • Tienes varios libros de cuentos y algunos otros dedicados exclusivamente al microrrelato. ¿Cuáles crees que son sus diferencias esenciales más allá de la extensión?

Sólo tengo un libro de minicuentos publicado: El combate. Me parece que la diferencia consiste en involucrar al lector en la reconstrucción de la historia, involucrarlo con sus emociones, sus recuerdos, experiencias y vivencias. Y aunque esto es válido para el cuento largo, me parece que es un punto clave en el minicuento. Esto tiene mucho que ver con la poesía, con la lectura que hacemos de poesía. A nosotros, en Ekuóreo, nos tocó inventar a los lectores de minicuentos, señalarles ese camino de lectura para que se acercaran y apreciaran el género.

  • ¿Hacia dónde crees que va el microrrelato en un país como Colombia? ¿Crees que exista licar sino un futuro editorial?

En Colombia, como en todos los países hispanoamericanos, existe una gran difusión del minicuento. Los escritores están experimentando con temáticas nuevas, como por ejemplo el realismo, alejándose un poco del contenido clásico del minicuento, cuya esencia, muchos lo dicen (yo no), es lo fantástico. Lo cierto es que este género, tan antiguo y tan nuevo, ha encontrado ya su propio camino, su propio espacio. En ese sentido ha sido muy importante el aporte, para su reconocimiento, de los teóricos, de estudiosos como Zabala, Noguerol, Violeta Rojo, Epple, Guillermo Bustamante, y otros.
En Colombia ha sido difícil publicar cuentos y mucho más difícil publicar minicuentos. No es un negocio para las editoriales porque no impulsan estas lecturas y si no las impulsan, pues nadie es lector, ni de lo uno ni de lo otro. En el mundo anglosajón sucedió lo contrario: los grandes cuentistas norteamericanos, por ejemplo, se difundieron a través de revistas y libros y… era un buen negocio.

  • Escribes, das talleres de literatura y creas antologías. ¿Con qué te sientes más cómodo y por qué?

Me gustaría dedicar todo mi tiempo a leer, en primer lugar, y a escribir. Pero hay que trabajar para poder vivir.

  • ¿Cuáles son las expectativas que tienes con Ekuóreo en esta nueva etapa que entra al formato digital?

Ekuóreo digital es una propuesta de un viejo amigo de la revista inicial, don Henry Ficher, a quien vinculamos como director y colaborador. Esta nueva difusión nos permite un lugar entre las cientos, quizá miles, de páginas que existen sobre el género. Guillermo Bustamante y Henry son los más entusiastas, los que realmente han sostenido esa página.

Un libro: ¡Absalom, Absalom!, de William Faulkner.
Un autor: Muchos: Faulkner, Onetti, Rulfo, algo de Vargas Llosa, Dostoievski y…
Una película: Mejor un director: Roman Polanski.
Un lugar: Buga.
Una comida: Arroz recién preparado con un huevo encima y una rodaja de tomate.
Un amor platónico: El que vendrá.
Un deseo: Ganarme la lotería.
Un dibujo animado: Todos los comics en revistas que leí en mi infancia.
Un sueño: El cuento "Un sueño realizado", de Onetti, para mí el mejor cuento que he leído, el mejor homenaje a Shakespeare.
Un piropo: Un texto que escribí a una mujer, titulado "Amenaza", que dice: ¿Qué haces tú, con esos verdes, mirándome desde la oscuridad?