domingo, 11 de marzo de 2018

205. Escritores bolivianos II



Editor invitado: Homero Carvalho


Me toca a mí
   Jackeline Rojas Heredia

   Rosalía aprendió a identificar la multiplicidad de significados en las palabras emitidas por la boca de Juan. Unas la acariciaron, otras la manipularon y las más, la lastimaron. Aprendió que el agua salada de sus ojos es mejor retenerla o beberla; pero el plato fue volcado y no lo hizo sola. Hoy sí Juan la mira y ella nota algo de odio en su mirada, hoy sí la toca y no es suave su tacto, hoy sí su voz eleva el tono, ella le recuerda que puede señalarlo, que bastará el agua de sus ojos, que él ignoró, para matarlo en público, para reír después en silencio, porque ahora sabe, porque lo repite y se repite…Me toca a mí.


Mi otra mitad
   Miguel Sequeiros

   Por fin encontré a mi otra mitad. 
   Ya extrañaba mis extremidades inferiores.



Amor eterno
   Eliana Soza Martínez

   Me enamoré muchas veces, pero nunca como ahora. Esta necesidad de verle todo el tiempo, de estar a su lado, de saber lo que piensa y desea para poder hacer realidad sus sueños, para hacerle feliz. Arreglarme para que se sienta orgulloso de mí y le dé gusto tomar mi mano y pregonar nuestro amor frente al mundo. Sé que suena cursi, pero lo que siento por él es así, me vuelve cursi, o tal vez ya lo era, no me importa. Solo quiero ser de él, perder cualquier resquicio de libertad que me queda, ser una extensión de su cuerpo, fundirme en su alma; cualquier decisión tomarla a través de sus ojos porque ya no soy yo, somos nosotros. 
   Es una pena que esta enfermedad me esté consumiendo, pero el poco tiempo que me queda, la última gota de fuerza que tenga será para hacerle feliz; porque somos uno y aunque nos queden sólo unas semanas de vida sé que las podemos vivir al límite. Cuando llegue el momento y todavía me queden ímpetus suficientes veré la forma en la que conseguiré que nos vayamos juntos a vivir eternamente nuestro amor.


#Drink5
   Waldo Xavier Varas 

   Mi ciudad come escritores. Primero los desnuda y los baña en historias, los coloca en fuego lento en balcones olvidados, los mueve para que no se peguen en su asfalto descolorido, les coloca un tanto de emociones con una pizca de misterio. Cuando están cocidos a término medio los sirve acompañados de una cuchara de imaginación, una porción de tango de nostalgia y un buen vino de ilusiones para bajar el exceso de palabras.


Deseos
   Sandra Concepción Velasco Paniagua

   La princesa vivía soñando que un día remoto su príncipe sapo cambiaria.
El sapo rezaba al dios de la laguna, para que su princesa se mantenga guapa y encantadora hasta el final de sus días.



Suena el teléfono
   Cristina Zabalaga

   Y yo corro a toda velocidad para alcanzar a contestar antes de que deje de sonar. Suena el teléfono por segunda vez. Esta vez respondo a la primera. ¿Aló? Cuelgo y vuelvo a dormir. Suena el teléfono por tercera vez. Decido no levantarme. Nadie contesta el teléfono. Camino por un callejón con teléfonos colgados de los postes de luz, un callejón estrecho y larguísimo que no se acaba nunca. Otro teléfono suena. Camino cada vez más rápido. Más teléfonos suenan. Comienzo a correr. Todos los teléfonos suenan. Mi sueño se convierte en una pesadilla. La única manera de acabar con este sueño es morir, o despertar.


Crónica roja
   Rosemary Caballero

   Cierta noche el marido pidió a su mujer ver las noticias por televisión. No sabía que se vería a sí mismo, expirando el último adiós, en la morgue.