domingo, 4 de enero de 2015

122. Juegos formales IV


Microfábula (P suPernumeraria)
   Luisa Valenzuela

   Pterodáctilos, paquidermos y palmípedos, la plena patota, pasean sus pasmadas pintas por las páginas del pasquín pituco protestando porque pidieron permiso para poder poner las patas en la pileta de Parque Palermo pero prohibiéronselo. Perros de pocas pulgas los putearon, a patadas los piantaron del parque.
   Protegidos por Ptolomeo —pseudónimo del psicólogo— pterodáctilos, paquidermos y palmípedos pierden la paciencia. Ponen pies en polvorosa y parten a los pedos para otra parte pública del planeta. Parecen perdidos, platican pelotudeces. Pronto piden perdón por no poder permanecer pasivos y persistentes pónense las pilas, pecando por promiscuidad. Porfiados perversos polimorfos, se aparean plenamente pariendo poco a poco personajes perfectos para su propósito. Pájaros de pico prehistórico, plúmbeo plumaje pesadísimo y patas de pato: los pelícanos.

Moraleja
   De las más estrambóticas uniones pueden nacer criaturas sorprendentes
   o
   No hay mal que por bien no venga.
(Ángeles Encinar y Carmen Valcárcel. Más por menos.
Antología de microrrelatos hispánicos actuales. Madrid: Sial, 2011)


Anagrama
   Henry Ficher

   Ella era palíndroma y no importaba que la llamaran al derecho o al revés: ella venía. Esta dualidad, inevitablemente, se reflejaba también en su vida amorosa. Siempre tuvo dos amantes a la vez, para poder ir y venir entre ellos, como quien recorre de ida y vuelta su propio nombre.


La inmiscusión terrupta
   Julio Cortázar

   Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.
   ¡Asquerosa! —brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abroncojantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgándose de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
   —¡Payahás, payahás! —crona el elegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolamas que para qué.
   —¿Te das cuenta? —sinterruge la señora Fifa.
   —¡El muy cornaputo! —vociflama la Tota.
   Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plena tetamancia; son así las tofifas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas.

(Último Round)

Ls cnsnnts
   Rafael García Z.

   Ls cnsnnts, cgds pr s mbcn d cnvrtrs n n rz pr y sn mzcls, nnc dmnsnrn l mgntd dl rrr q stbn cmtnd cnd dcdrn mscrr, n n, ls vcls dl lfbt.*

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* Las consonantes, cegadas por su ambición de convertirse en una raza pura y sin mezclas, nunca dimensionaron la magnitud del error que estaban cometiendo cuando decidieron masacrar, una a una, las vocales del alfabeto (Nota del traductor).


(El mago natural. México: Ficticia, 2008)



Profundidad china
   Giovanni Papini

   Pekín, 28 de marzo.

   He leído en un libro chino algunos pensamientos tan hermosos, justos y profundos, que quiero transcribirlos aquí para tenerlos más a mano:




(Gog)

Cotidiano
   Diego Gil

   No me interesa ir caminando por la calle, mirar las vitrinas, los edificios, abordar un autobús, observar a los pasajeros, buscar temas para mis cuentos, descender en el paradero de siempre, llegar a casa, sentarme, tomar un lápiz y escribir que voy caminando por la calle, que miro las vitrinas, los edificios, que abordo un bus, que observo a los pasajeros, que busco temas para mis cuentos, que desciendo en el paradero de siempre, que llego a casa, que me siento, que tomo un lápiz para escribir que voy caminando por la calle...
   Así que simplemente caminaré por la calle, miraré las vitrinas, los edificios, abordaré un bus, observaré a los pasajeros, buscaré temas para mis cuentos, descenderé en el paradero de siempre, llegaré a casa, me sentaré, tomaré un lápiz, escribiré que voy caminando por la calle... y que nada de esto me interesa.


Perorata del escritor vacío
   Rafael Aguirre

   No tengo tema para sentarme a escribir. No se me ocurre ninguna idea. Si tuviera algo sobre que escribir, estaría escribiendo. No tengo más remedio que escribir que no tengo nada que escribir. Sin embargo, al escribir que no tengo nada que escribir, ya estoy escribiendo y claro, también descubro que al escribir sobre no tener nada que escribir, ya tengo un tema. Y ya es algo sentarse uno a escribir que no se tiene nada sobre que escribir, pero, ¿de qué otra manera pudiera aprovechar el tema de no tener que escribir para ir más allá de decir que no hay nada que escribir? La respuesta no debe ser otra que… escribiendo. Entonces, sí tengo sobre que escribir y de hecho lo estoy haciendo; mejor dicho, ya lo hice, prueba de ello es que usted, amigo lector, me está leyendo y ya es bastante que alguien lea sobre otro que escribió no tener nada que escribir.
   Y qué curioso sería encontrar un medio editorial que, no teniendo nada que editar, le publique a un escritor que lo único que escribió era que no tenía que escribir y el producto final llegue a manos de ese lector que no tenía nada que leer.