domingo, 9 de noviembre de 2014

117. Breves cosmogonías II


Teogonía
   Código de Manú

   Manú, en reposo, se entrega a la meditación… El mundo yacía entonces envuelto en espesas tinieblas y sumergido en un sueño por todas partes. Entonces Suayambú, el Ser existente por sí mismo, en cuanto los sentidos externos pueden comprender, hizo perceptible el universo mediante los cinco elementos primitivos, se manifestó, y, resplandeciendo con la claridad más pura, disipó la oscuridad…
Habiendo decidido él solo, el Ser Supremo, hacer que todas las cosas emanaran de su propia  substancia (de la substancia del Ser) hizo que surgieran las aguas y en ellas depositó un germen fecundo.
   Ese germen se transformó en huevo de oro, brillante como astro del mil rayos luminosos, y en el cual el Ser Supremo se reveló en la forma de Brahma…
   Por medio de partículas sutiles emanadas del Ser se constituyeron los principios de todas las cosas que formaron este mundo perecedero, derivado del Ser imperecedero. Cada uno de los elementos primitivos adquiere las cualidades de todos los que le preceden: de ese modo, un elemento cualquiera, mientras más separado esté en la serie, más cualidades reúne.
   El Ser Supremo atribuyó a cada criatura una categoría distinta, y con arreglo a esa categoría, actos, funciones y deberes diversos.
   Así se crearon todos los seres.


Espíritu
   Upanishads

   Hay un espíritu oculto en el misterio de los Upanishads. Es el Espíritu de Dios, visto por los sabios de los siglos pasados.
   Él es el creador de todo y vive para siempre en el misterio de su creación.
   No tiene cuerpo, pero puede verlo el corazón puro. Él es el creador de todo. Él es Dios, el Dios del amor; y cuando un hombre lo conoce alcanza la liberación.
   Todo el universo está siempre en su poder. Él es la conciencia y el creador del tiempo. Su poder y su conocimiento son finitos. Por su mandato, la obra de la creación evoluciona y tenemos tierra y agua, fuego y aire.
   Cuando Dios término su obra, descansó, y estableció un vínculo de amor entre su alma y el alma de las cosas.
   Él es el que lo sabe todo: Señor del alma y de la naturaleza. Él es el Dios de la luz inmortal.
   Conocerlo es triunfar sobre la muerte.



Mavutsinim: el primer hombre
   Cultura Kamaiurá (Brasil)

   En el principio sólo había Mavutsinim. Nadie vivía con él. No tenía esposa. No tenía ningún hijo, ni tenía pariente alguno. Estaba solo, completamente solo.
   Un día, convirtió una concha en mujer y se casó con ella. Cuando nació su hijo, le preguntó a su esposa: “¿Es hombre o mujer?”.
   “Es un hombre”.
   “Lo llevaré conmigo”.
   Luego se fue. Lloro la madre del muchacho y regresó a su aldea, la laguna, donde se convirtió en concha otra vez.
   “Somos los nietos del hijo de Mavutsinim”, dicen los indios.


Leyenda de la creación
   Cultura Fan (África)

   Cuando las cosas no eran aún, Mebere, el Creador, hizo al hombre con tierra de arcilla. Tomó la arcilla y modeló un hombre. Así dio comienzo este hombre y comenzó como lagarto. Al lagarto, Mebere lo puso en una alberca de agua de mar. Cinco días, y aquí tenéis: pasó cinco días con él en la alberca de las aguas y lo tuvo metido dentro. Siete días: estuvo dentro siete días. Al octavo día, Mebere fue a mirar y cátate que el lagarto sale, y cátate que ya está fuera. Resulta que es un hombre. Y dice al creador: gracias.



El caos
   Ovidio

   Antes que el mar, la tierra y el cielo, que lo cubre todo, en todo el universo aparecía un único aspecto de la naturaleza, al que llamaron caos, masa informe, confusa, un peso inerte en el que se encontraban los elementos de las cosas en discordante amalgama sin relación alguna. Ningún Titán ofrecía todavía su luz al mundo, ni Febo renovaba sus cuerpos con el crescendo, ni la tierra, entregada a su propio peso, estaba suspendida en el aire dando vueltas, ni Anfitrite había extendido sus brazos a lo largo de las riberas de la tierra. Y tal como había tierra, mar y aire, así era inestable la tierra, inhábil el mar y el aire carente de luz; ningún elemento conservaba su forma y unos eran un obstáculo para los otros, porque en una sola amalgama se contraponían el frío y el calor, la humedad y la sequía, la sustancia muelle y la dura y la pesada y la ligera.


Segundo relato de la creación
   La Biblia

   Al tiempo de hacer Yavé Dios la tierra y el cielo, no había todavía arbusto alguno del campo sobre la tierra, ni había germinado hierba alguna, porque Yavé Dios no había hecho todavía llover sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el suelo e hiciese subir de la tierra el agua con que regar la superficie del suelo. Entonces Yavé Dios formó al hombre del polvo de la tierra, le insufló en sus narices un hálito de vida y así llegó a ser el hombre un ser viviente.


Teología
   Cultura Menfita

   Toda palabra empezó existir a causa de lo que fue pensado por el corazón y ordenado por la lengua.
   Sucedió que el corazón y la lengua triunfaron sobre los otros miembros.
   Así se hicieron los espíritus y se crearon las almas.
   Así se dio vida al pacífico y muerte al criminal.
   Y así se hicieron todos los trabajos y todas las artes, la acción de los brazos, la marcha de las piernas, el movimiento de todos los miembros, de acuerdo con esta orden que fue pensada por el corazón y que salió de la lengua, y que constituye el significado de todas las cosas.