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domingo, 14 de enero de 2018

201. Como perros y gatos III

Editor invitado: Alfonso Pedraza


El perro de doble cuerpo
   Jorge Luis Borges


   El perro que guardaba los rebaños del triforme Gerión tenía dos cabezas y un cuerpo, y felizmente Hércules lo mató; el t’ao-t’ieh invierte ese procedimiento y es más horrible porque la desaforada cabeza proyecta un cuerpo a la derecha y otro a la izquierda. Suele tener seis patas porque las delanteras sirven para los dos cuerpos.




Los Perros Rabiosos
   Carlos Bastidas Padilla


   De los perros rabiosos de Su Excelencia el Presidente nadie tuvo conocimiento alguno de su existencia, hasta el día en que comenzaron a entrarse a las plazas públicas, a las universidades, a los ranchos, a las fábricas, y lo destrozaban todo, lo saqueaban, lo ensangrentaban y dejaban sus muertos en las calles, en los calabozos, en los ríos, en los caminos; por allí los dejaban: por todo el país regados.
   Verdaderamente sus perros estaban rabiosos, pero él nada hacía por contenerlos, hasta que los hombres se cansaron de sufrirlos y tuvieron que echar montaña arriba a criar sus propios perros que eran también como los de Su Excelencia, pero los mantenían amarrados y alimentados con todas las cosas que de la ciudad traían los fugitivos; con eso los alimentaban hasta cuando llegó el día que los soltaron y a mordiscos, rabiosos, se tomaron la Capital.
   A Su Excelencia yo mismo lo busqué, lo rastrié con mis perros hasta que lo encontré rodeado de los suyos, le metí todos los tiros de mi pistola en su cuerpo, y luego me senté a verlo revolcarse agónico en el suelo, hasta que al fin su último perro rabioso, el más fiero y viejo, terminó por morírsele ahogado en el corazón.


El perro muerto
   León Tolstoi

   Jesús llegó una tarde a las puertas de una ciudad e hizo adelantarse a sus discípulos para preparar la cena. Él, impelido al bien y a la caridad, internose por las calles hasta la plaza del mercado.
Allí vio en un rincón algunas personas agrupadas que contemplaban un objeto en el suelo y acercose para ver qué cosa podía llamarles la atención.
   Era un perro muerto, atado al cuello por la cuerda que había servido para arrastrarle por el lodo. Jamás cosa más vil, más repugnante, más impura se había ofrecido a los ojos de los hombres.
   Y todos los que estaban en el grupo miraban hacia el suelo con desagrado.
   —“Esto emponzoña el aire” —dijo uno de los presentes.
   —“Este animal putrefacto estorbará la vía por mucho tiempo” —dijo otro.
   —“Mirad su piel —dijo un tercero—. “No hay un solo fragmento que pudiera aprovecharse para cortar unas sandalias.”
   —“Y sus orejas” —exclamó un cuarto— “son asquerosas y están llenas de sangre”.
   —“Habrá sido ahorcado por ladrón” —añadió otro.
   Jesús les escuchó, y dirigiendo una mirada de compasión al animal inmundo:
   —¡Sus dientes son más blancos y hermosos que las perlas! —dijo.
   Entonces el pueblo admirado volviose hacia Él, exclamando:
   —“¿Quién es éste? ¿Será Jesús de Nazaret? ¡Sólo Él podía encontrar de que condolerse y hasta algo que alabar en un perro muerto!”…
   Y todos siguieron, avergonzados, su camino, prosternándose ante el hijo de Dios.


Fuerza centrípeta
   Juan Jacinto Muñoz Rengel

   Por fin, después de años y de años girando, consigue alcanzar su rabo. Lo muerde con fuerza, no puede dejarlo escapar. Cada vez hunde más la dentellada, recordando quizá viejos picores. Va engullendo más y más hasta que, en medio del sopor y la quietud de la tarde, en el salón solitario, desaparece.
(El libro de los pequeños milagros. Páginas de espuma)




¿Qué es el búho?
   Jairo Aníbal Niño

   Abenazar Pantoja, eminente biólogo de Cartagena de Indias, descubrió que el búho, simplemente es un gato al que le crecieron los ojos.
    En unos papeles encontrados en su laboratorio y que estaban semidevorados por las polillas, aclara el asunto de las alas. Allí consigna que, gracias a su tesón y a su preocupación por el estudio de los búhos, en alguna parte de la noche le fue dado el privilegio de contemplar el misterioso vuelo de los gatos.


El gato
   Luis Jochamowitz

   Las uñas retráctiles del gato delatan su doble vida de carnicero y doméstico; sólo que el diseño de la membrana es tan práctico, y el paso de una vida a otra tan versátil, que a veces se confunde y se muestra carnicero cuando debe ser doméstico. Ese es el origen de cierta fama de traidor que lo persigue.


Definición
   Ambrose Bierce

   Gato, s. Autómata blando e inquebrantable que la naturaleza nos regala para que lo pateemos cuando las cosas no andan bien en nuestro círculo doméstico.